Zen Sabiduría Inmóvil

  La historia cuenta que un monje zen, conocido por su empuje, no se detenía de día ni de noche. Siempre andaba ocupado hasta el punto de no tener apenas tiempo para comer y para dormir. - ¿Por qué corres tanto, qué prisa tienes? – preguntó el maestro. - Busco el conocimiento, no puedo perder tiempo – respondió él frenético aprendiz. - ¿Y cómo sabes que el conocimiento va delante de ti, de modo que tengas que correr muy deprisa tras él? Quizá va detrás de ti, y todo lo que necesitas para encontrarlo es quedarte quieto – dijo el maestro. "La paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza o la pasión".  Jean de La Fontaine

  Un famoso maestro espiritual llegó hasta la puerta del palacio del rey. Ninguno de los guardias intentó detenerlo mientras entraba y caminaba hacia donde el mismo rey estaba sentado en su trono. - ¿Qué quiere? – preguntó el rey, reconociendo inmediatamente al visitante. - Quisiera un lugar para dormir en esta posada – contestó el maestro. - Pero esta no es una posada, es mi palacio – dijo el rey. - ¿Puedo preguntar quién era el dueño de este palacio antes de usted? Cuestionó el Maestro - Mi padre. Él está muerto. responde el Rey - ¿Y quien era el dueño antes de él?  Insiste con otra pregunta el maestro  - Mi abuelo. Él también está muerto. Contesta de nueva cuenta el monarca. A lo que el maestro expresa: - ¿Y este lugar en donde la gente vive por un corto tiempo y después se muda, acaso le oí decir que no es una posada? “Lo mejor que la naturaleza ha dado al hombre es la brevedad de su vida.” Plinio El Viejo

  Un poeta está sentado delante de la puerta de su casa, inclinado mirando una cacerola llena de agua. Pasa un monje zen que le pregunta: “¿Qué haces?”. El poeta le responde: “Observo el reflejo de la luna en esta agua”. El monje le dice: “Si no te duele el cuello, ¿por qué no observas a la luna directamente?”. "La luna es hermosa sólo cuando la mente está buscando la belleza y el corazón está amando".  Debasish Mridha

Un joven discípulo le dice a su maestro: “Maestro, sé que a donde vamos traes contigo una palabra de aliento, un gesto o un abrazo para quien  se acerque” “Esa es la esencia de la compasión, compartimos alegrías y tristezas para hacernos más llevadero el camino unos a otros” Contesta con una sonrisa el anciano maestro. El discípulo le pregunta:  “¿Entonces la esencia de la compasión es estar ahí para iluminar el camino a otros?” A lo que el maestro responde: “Ese es el principal engaño de la mente. No hay que iluminar ningún camino, solo hace falta ser consciente del mismo”. El discípulo algo turbado le cuestiona: ¿por qué entonces nos movemos constantemente entre pueblos, personas y lugares? El maestro contesta: “Cuando sigues el gran camino, uno no se queda dónde ya no es necesario”. “Lo que sea que venga, déjalo venir, lo que se queda, deja que se quede, lo que se va, déjalo ir” Amit Ray.

  Dos monjes budistas andaban juntos por un camino lleno de lodo y  charcos, esto mientras llovía intensamente. Al llegar a un recodo, vieron a una hermosa joven con kimono de seda, que no se animaba a cruzar por entre unos charcos. — "Vamos, niña" dijo inmediatamente uno de los monjes, levantándola en brazos la llevó del otro lado. El otro monje guardó silencio hasta la noche, cuando llegaron a un templo en que alojarse.  Entonces, ya no se pudo contener: — "Los monjes" — dijo — "no nos acercamos a las mujeres, sobre todo sí son jóvenes y hermosas. Es peligroso. ¿Por qué has hecho eso?" — "Yo he ayudado a la chica a esquivar los charcos, la he dejado del otro lado del camino" — repuso el otro, y agregó:  — "¿Tú todavía la traes contigo?". “La vida es como un río, si no puedes dejar atrás el pasado, te arrastrará río abajo” Amit Ray.

Un hombre recorrió medio mundo para comprobar por sí mismo la extraordinaria fama que gozaba un gran Maestro; -"¿Qué milagros ha realizado tu Maestro?", le preguntó a uno de sus discípulos. - "Bueno, verás... hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el que Dios haga la voluntad de alguien. Entre nosotros, se considera un milagro que alguien haga la voluntad de Dios". “Dios no ha hecho milagros para confundir al ateísmo porque basta con su obra diaria.” Sir Francis Bacon

  Un samurai, conocido por todos por su nobleza y honestidad, fue a visitar a un monje zen en busca de consejos. En cuanto entró en el templo donde el maestro rezaba, se sintió inferior, y concluyó que a pesar de haber pasado toda su vida luchando por la justicia y la paz, no se había ni tan siquiera acercado al estado de gracia del hombre que tenía frente a él. -¿Por qué me estoy sintiendo tan inferior? – le preguntó al monje.  Luego prosiguió: – Me he enfrentado muchas veces con la muerte, defendí a los débiles, no tengo nada de qué avergonzarme. A pesar de eso, al verlo meditar, siento que mi vida no tiene la menor importancia. El Monje le responde: -Espera. En cuanto haya atendido a todos los que me han buscado hoy, te daré la respuesta. Durante todo ese día el samurai se quedó sentado en el jardín del templo, observando como las personas entraban y salían en busca de consejos. Vio como el monje atendía a todos con la misma paciencia y la misma sonrisa luminosa en su rostro. Pero s