Hacia una Toma de Consciencia
La toma de consciencia surge justo cuando nos percatamos de que todo aquello que estamos viviendo en este preciso momento es consecuencia de las propias decisiones que hemos tomado, con regularidad solemos transferir la responsabilidad, las culpas y lo que nos sucede en el presente a otras personas, a alguna situación o circunstancia en particular, pero la realidad es que esto solo son justificaciones para evadir la propia responsabilidad de nuestros actos.
Esto nos acontece con regularidad cuando no nos agrada el presente que estamos viviendo o más bien, a pesar de forzarnos en aparentar que todo es felicidad, en el fondo nos percatamos que no es así, nos convertimos solo en actores sociales para la ocasión y justo ahí, aparecen los vacíos.
Empezamos a tener comportamientos que lo hacen manifiesto, acudimos a lugares donde creemos que encontraremos la felicidad o paz, rememoramos momentos una y otra vez para que no terminen de esfumarse en las nubes del tiempo, leemos y releemos textos para reafirmar pensamientos positivos o que nos hagan sentir que vamos por la ruta correcta. En realidad solo huimos de lo inevitable, tomar consciencia de que lo que vivimos es consecuencia de algo que se decidió y por tanto debo asumir la responsabilidad que me compete del hecho, entre más me tarde en hacerlo menos tiempo tendré para ser feliz y aceptar.
Debemos dejar de poner en otros palabras y actos que no les pertenecen, tu vida y tus actos son tuyos de nadie más, nadie te lastimó, nadie te soltó, nadie te llevo a un extremo o te obligó a nada, tu tomaste decisiones y debes afrontar el resultado de las mismas, no son las personas, no son los hechos, es como los asumes, como los percibes, como las asimilas, como los aprendes y como deconstruyes a partir de ellos.
Si tome decisiones las acepto, se que no puedo remediar lo sucedido pero puedo aprender de ello, puedo aprender a reconocer que me he equivocado eso no es malo, puedo aprender a pedir disculpas, puedo aprender a construir, a reconocer, a volver a caminar lo andado, solo así crecemos.
Podremos entonces ver a los ojos del otro y reconocer en ellos lo que ahí habita, podremos reencontrarnos para empezar todo donde queramos empezarlo, tomaremos consciencia del aquí y el ahora, pero sobre todo de lo valioso que es tratar a las personas que nos dan su tiempo y amor con la dignidad que se merecen por el solo milagro de que están ahí para nosotros.
Que este sea el principio de una toma de consciencia colectiva en momentos donde lo que más nos hace falta como humanidad es regresar a tratarnos como hermanos y no como objetos.
Comentarios
Publicar un comentario